Creo que todos hemos estado en ese punto donde no sabemos si vale la pena levantarnos en la mañana para ir a trabajar o mejor quedarnos acostados todo el día. La mayoría del tiempo tenemos que hacerlo, pero por lo menos yo me he preguntado varias veces ¿Por qué tengo qué? en lugar de ¡Quiero hacerlo! Por qué no despertamos ilusionados por ir a trabajar, por hacer un cambio, por proponer una nueva dinámica para mi equipo de trabajo. Y a veces la respuesta es muy simple, por que no estoy cómodo donde estoy. Hace algunos meses estuve trabajando para una agencia de diseño, donde realmente disfrutaba mi trabajo Era en realidad mi primer empleo así que era una combinación entre emoción y nervios cada día y no tenía muy claro que tenía que hacer, que esperaban de mí o si sería capaz de lograr los objetivos que tenían en mente. Sin embargo, todos los días intentaba ir con la mejor actitud, hasta que un día las cosas dejaron de salir bien. Ya no tenía ganas de ir, era un peso increíble y no por flojera o por querer quedarme acostada todo el día, era por miedo a fallar. Cuando haces las cosas bien y te esfuerzas muy pocas veces es reconocido. En cambio, cuando las cosas no salen como se esperaba, solemos tener grandes repercusiones. Cuando te encuentras con tu primer trabajo realmente no sabes que rayos estas haciendo. En general haces lo que te piden y listo. El problema está en que a veces dejamos pasar ciertas cosas por que no sabemos que está mal. Nos encontramos en situaciones donde debemos realizar más horas de trabajo de las que deberíamos; a mí alguna vez me toco trabajar hasta 12 horas en un día, algo que nunca había hecho. Pero por un momento creí que estaba bien, por que debía cumplir con lo que se me exigía, aunque mi jornada real era solo medio tiempo, creo que es una gran Red Flag que no deberíamos dejar pasar y preguntarnos por qué mi trabajo no está saliendo en el tiempo que debería de salir si antes si lo lograba. Estaba sufriendo con una disminución de productividad increíble, donde podía tardarme horas en un diseño que no debía de requerir más de 15 min. Y es cuando te empiezas a preguntar ¿Qué está pasando? Hoy en día lo puedo analizar con la mente fría y me doy cuenta que sentía una inseguridad increíble por mi trabajo. Nadie nos decía cuando lo hacíamos bien o cuando lo hacíamos mal, simplemente era un «No estamos recibiendo resultados». Creo que había una gran falta de comunicación que nos impedía ser mejores y solo nos volvía más inseguros sobre lo que estábamos haciendo. Siempre me he considerado una persona muy organizada en todos los ámbitos de mi vida. Sin embargo, me encontré con una versión de mí totalmente diferente y todos los que alguna vez han trabajado saben lo importante que es esto para cualquier puesto de trabajo que desempeñes. Si no entregas las cosas a tiempo, retrasas el proceso de todos los que dependen de ti, así que el no cumplir con mis entregas se volvió un foco total de estrés. Hasta que un día me di cuenta que realmente me estaba volviendo loca por entregar a tiempo algo que otra persona me estaba entregando tarde a mí. Fue cuando me di cuenta que no se trataba de mi desorganización, el problema estaba en que otras áreas entregaban tarde, y a mí me correspondía la entrega con el cliente, por lo tanto, si yo fallaba generaba un problema increíble para la agencia. Como esta situación se me presentaron mil más y estoy segura de que a la mayoría le ha pasado. Algunas de las cosas que las empresas pueden hacer es incluir un poco más a los empleados, escuchar lo que piensan, reconocer sus contribuciones, crear un modelo de trabajo con una mejor organización e investigar las oportunidades y necesidades que sus trabajadores tienen. Pero también nosotros como colaboradores debemos buscar el cambio, a veces nos asusta un poco el levantar la mano y proponer algo nuevo, o expresar nuestras ideas y que no sean aceptadas, pero no lo sabremos al menos de que lo hagamos. Debemos buscar un ambiente de trabajo donde queramos estar y no donde tengamos que estar. Aquí te dejo algunas de las cosas que a mi me han funcionado:

1. Mide tu tiempo. No vayas contra el reloj. Date tu tiempo para realizar las tareas necesarias.

2. Planea tus tareas. La presión solo nos causa más ansiedad, debemos aprender a organizarnos y darle prioridad a lo que debe salir primero.

3. Toma descansos. Estar sentado frente a una computadora durante horas es agotador, debemos aprender a darnos nuestros 10 min. de descansó entre horas.

4. Evita distracciones. No dejes que asuntos externos sean un distractor

Y por último y más importante, desconéctate del trabajo cuando sea el momento. Duerme lo suficiente, come bien, ejercitarte, lee o cualquier actividad que te haga sentir tranquilo, evita llevarte preocupaciones a casa y organiza de manera saludable tu trabajo y vida personal.

Soy Daniela, formo parte del equipo de diseño y espero que esto te ayude a disfrutar un poco más tu trabajo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *