¡Twitter ha dejado de existir!, o quizás sólo para Elon Musk. 

¿Fue estratégico matar a una marca con 17 años de posicionamiento?, valuada en $20,000 millones de dólares y perder todo el capital identitario de “Larry”, el pajarito azul, por un símbolo “X”. ¡Analicemos!

“X” es un logo con sabor a capricho de Musk, pero ¿Hay algo más profundo que solo un cambio del logo en la app? Recordemos que SpaceX es nombre de su empresa espacial, su último bebé con la artista Grimes también se abrevia X y su grupo de empresas desde marzo del 2023 se ha denominado X Holdings Corp. A pesar de que todos estos símbolos nos conectan con el poder que ha logrado el dueño de Tesla en los últimos años, no podemos deducir claramente la estrategia de negocio que nos vaticina el macro empresario.

¿Reto? ¡Pues entonces manos a la obra!. Anailicemos y futurizemos a X:

Sin previo aviso, la app de X presentó su nueva imagen el 22 de julio del presente año desde la cuenta de Twitter de Elon Musk, donde publicó un video teaser que muestra la transición del pajarito azul por el logo de “X”. Desde aquel día y hasta la fecha, su dueño ha dado un seguimiento mediático reducido de argumentos con el tono sarcástico que lo caracteriza.

Al día siguiente, Linda Yaccarino, actual CEO de X, indicó: 

“X” es el estado futuro de la interactividad ilimitada, centrada en audio, video, mensajería, pagos/banca, creando un mercado global para ideas, bienes, servicios y oportunidades. Impulsado por IA, X nos conectará a todos de maneras que apenas comenzamos a imaginar”.

Cuando Elon compró Twitter, mencionó que esta app se adquirió con el objetivo de convertirla en una superapp o “aplicación de todo”, inspirada en las superapps chinas que tienen grandes transacciones económicas por productos y servicios multiconectados, osea un macro centro comercial digital. Conforme ha ido avanzando el perfilamiento del negocio en los últimos meses, Musk ha mencionado que: “Si las cosas se hacen bien, X se convertiría en la mitad del sistema financiero global” en el futuro. ¡Altas expectativas!

Con este cruce de información, podemos dibujar los intereses empresariales de X, y aunque el reto es muy grande para el hombre más rico del mundo, sabemos que su poder y capacidad ejecutiva podrían sorprendernos en los próximos años. 

Pero dejemos de lado los negocios y enfoquémonos en lo que amamos: la comunicación. 

Te pregunto nuevamente: ¿Fue buena idea cambiar a Larry por X?, en soup creemos que no del todo, no así como se comunicó. Para nosotros el lanzamiento de marca es un tema de alta estrategia, y creemos que para poder ofertar una nueva visión de producto o servicio es necesario tener una “nueva plataforma de marca” que respalde a la imagen. En otras palabras, una plataforma de marca puede ser una mejora o un grupo de mejoras para la oferta, los sistemas, los procesos, los espacios, los precios, las transacciones, el personal capacitado, entre otras variables clave de marketing y negocios. 

De esta manera la coherencia de los capitales visuales de marca: logo, branding y publicidad, toman sentido con los demás atributos de innovación y satisfacción para el consumo. Es decir, cuando entendemos un cambio de marca desde adentro, por encima del maquillaje, el mensaje puede potenciarse y adherirse más rápidamente a su target. 

¿Qué pasa cuando no hay nada nuevo, más allá de un logo? Pasa algo similar a lo que pasó con Meta, y Mark Zuckerberg, que hasta la fecha no tienen una propuesta de valor para sus consumidores, solo pende de una promesa de un futuro metaverso (plataforma de marca) que hasta hoy en día es inexplorable, incomprensible y por consiguiente inexistente para adherirse a la mente del consumidor. Hoy la marca madre no genera valor superior a sus hijos: Facebook e Instagram.

¿Pasará lo mismo con Twitter? ¿Seguiremos denominando “Twitter” a la “X” en los próximos meses/años? Habrá que esperar a ver la evolución, pero no tenemos mucho tiempo para ello. Alguien dentro de estas macro empresas no valoró la “transición de marca” y esto tendrá fuertes repercusiones económicas. 

¡Imagínate! Si a los equipos de marketing de Mark y a Elon les está costando transitar su rebranding, qué le pasará a las empresas pequeñas, medianas o grandes, que no están atentas a comunicar sus nuevos valores de reformulación y crecimiento.

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